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viernes, 14 de octubre de 2016

uNA poeTa Incorrecta. Kim Addonizio

Kim Adonizzio (Washington D.C., 1954). Recibió la beca Guggenheim en 2005 y el  National Endowment for the Arts. 


Traducción de G.A. Chaves


INTIMIDAD

La mujer que prepara mi capuchino en la cafetería—ojos oscuros, cabello rojo teñido,
cuello de tortuga negro y sin mangas—fue la amante del hombre con quien salgo ahora.
Ella no me conoce; somos extraños, y sin embargo no puedo mirarla
casualmente, como solía hacer antes de saberlo. Ella está junto a la máquina, hundiendo
la válvula
en la espuma de la leche, mirando al vacío—no sé qué es lo que piensa.
En lo que a mí respecta, ella bien podría estar recordando a mi amante, recordando lo
que sea que haya ocurrido
entre ellos—él nunca me ha dicho nada, excepto que no fue importante, y luego
cambia rápido de tema, demasiado rápido, ahora que lo pienso; ¿sería que él,
después de todo, había mentido?, ¿y no había cruzado brevemente por su cara una
expresión de
dolor? No puedo estar segura. De seguro no fue nada, me digo a mí misma;
no hay razón para sentirme incómoda aquí parada, o sentirme cómplice,
como si hubiera algo importante entre nosotras.
Ella podría estar pensando en cualquier cosa; pero, ¿por qué siento ahora la súbita
sospecha
de que ella sabe, de que ella me puede sentir mientras la estudio, mientras intento
imaginarlos juntos?—
su pintura de labios de un rojo oscuro, más oscuro que su cabello—mientras intento
verlo a él besándola, volteándola en la cama
en la forma en que le gusta tenerme. Me pregunto si tal vez
había cosas en ella que él prefería, cosas que él extraña ahora que estamos juntos;
a veces, cuando él y yo hacemos el amor, hay momentos
en los que me abruma la tristeza, y aunque estoy ahí con él no puedo dejar de pensar
en las manos de mi ex esposo, que me gustaban de un modo especial, y quisiera
regresar
a esa vieja intimidad, que a menudo se sentía como la más pura felicidad
que haya conocido, o que vaya a conocer. Pero todo eso ha acabado; y, además, ¿no
hubo otros amantes
que no dejaron rastros? Cuando los veo ahora apenas puedo recordar
cómo se veían desnudos, o cómo se sentía tenerlos
dentro de mí. Entonces, ¿qué es lo que siento mientras ella vierte el negro espresso
sobre la leche
y empuja la taza hacia mí, y yo le doy el dinero,
y nuestros ojos se encuentran por sólo un segundo, y nuestros dedos se tocan?




ANIVERSARIO FANTASMA

Imagina que el matrimonio es duradero;
en el jarrón negro, los lirios florecen
por años; el agua sigue fresca.
El hombre y la mujer se observan mutuamente
mientras cogen, floreciendo y observando;
y los ángeles observan, también,
y abren sus bellas bocas abstractas
como si intentaran decir algo
que no es cierto ni difícil.
El hombre y la mujer no se dan cuenta.
Desfallecen y desfallecen sin cuidado.
Y entonces los ángeles repliegan sus alas
y se dejan caer hacia ellos como piedras.




AFFAIR

¡Dios!, qué sexual que es abrir una cerveza cuando habías jurado que no ibas a beber
esta noche,
tomar ese primer trago profundo, ver la espuma retroceder dentro del largo cuello
de ámbar

en la botella de Pacífico mientras te acomodas en la barra, el derramamiento en la
cabeza
que te obliga a doblarte para pegar tu boca contra el frío labio

y beber, porque tú lo que eres es una bebedora, ¿no es cierto?—tal vez no una
lujuriosa,
no una alcohólica, al menos no todavía, pero la mayor parte de las noches

tú no quieres un vaso con algo, no necesitas el gesto
de alcanzarlo, levantarlo en lo alto, tragar y saborear

la dulzura, o la quemadura, pues sabes que te vas a entregar a él
como una amante, sin importar si él llena o no el globo goteante de tu corazón—

¿Ya no crees en intentar llenarlo, sin importar las probabilidades?,
¿no crees que aún pueda suceder? ¿No eres tú ese tipo de mujer?




PRINCIPIO

Cuando veo el frenesí de los insectos sobre un arbusto de flores blancas,
un arbusto que veo en todos lados y en todas las colinas, sólo puedo pensar
en cuán aterrorizante es la primavera, con sus torpes e incansables réplicas.
En todo lado emergencia: vainas de semilla, crisálida, útero, manufactura sin fin.
Y las pilas empaquetadas de vasos de cartón en la tienda, últimamente
no las aguanto, los estantes de enlatados de frijoles y sopas, congeladores
de cenas idénticas; luego el diseño de diamantes y copos de nieve de la alfombra
bajo mi silla, filas de libros que dan la espalda,
hasta mis dos pies, me oprime la forma en que se reflejan el uno al otro,
la forma en que calzan tan perfectamente bien juntos, cómo puedo anidar un dedo
gordo en el otro
como pequeños continentes a la deriva; Dios mío, la unidad de todo,
mis manos y mis ojos, los tuyos; ¿no te asusta a veces recordar
el placer de la desnudez entre sábanas frescas, todos los amantes que hubo ahí ante ti,
junto a ti, amontonándose hasta sacarte? Y las penas purificadoras,
no las mires o te matarán, apenas si puedes abarcar las tuyas;
lo que digo es que sé todo sobre ti, quienquiera que seas, es primavera
y yo empiezo de nuevo, el anhelo que empieza, que empieza y que empieza.




ASÍ

Ámame como un giro equivocado en un camino malo tarde en la noche, sin luna y sin un
pueblo cercano
y con un gran animal hambriento moviéndose pesadamente a través de la maleza junto
al camino.
Ámame con una venda sobre tus ojos y el sonido de un agua herrumbrada
que mana bruscamente del tubo en la cocina, que gotea a través
del piso de madera hasta el cemento caliente. Hazlo sin preguntar,
sin extrañarte y sin pensar en nada, mientras la maquinaria
está apagada y el vigilante desplomado de sueño frente a su pequeño televisor
que muestra el pequeño garaje, los pasillos desiertos; mientras los ladrones atraviesan
la baranda con cortadoras de acero. Ámame cuando no puedas encontrar
abierto un restaurante decente en ningún sitio, cuando estés solo en un comedero
relumbrante
junto a dos monjas que se pelean en el asiento de atrás, cuando tus huevos estén
grasientos
y cuando te sirvan crudas tus tortas fritas. Arranca los botones de enfrente de mi
vestido
y lánzalos uno a uno a la laguna donde los peces acechan justo debajo de la superficie,
moviendo sus frías aletas. Ámame en la capota de una camioneta que nadie ha
conducido
en años, hundida hasta el guardabarros entre hierbas y girasoles muertos;
y entre los lirios, tu boca en mi garganta blanca, mientras las tortugas arrastran
sus barrigas a través del barro lustroso, a través de las huellas de fojas y patos.
Hazlo cuando nadie esté viendo, cuando los disturbios empiecen y se abran los aviones,
cuando el autobús salte a la cuneta y el conductor pise los frenos y el pedal se hunda
hasta el suelo,
mientras alguien lanza un plato contra la pared y recoge otro,
ámame como un congelante trago de vodka, como pita pura, ámame
cuando estés solo, cuando estemos demasiados cansados para hablar, cuando no creas
en nada, escucha, no hay nada, no importa; acuéstate
conmigo y cierra los ojos, el camino dobla aquí, voy a subirle al radio
y nos vamos a ir, y no vamos a regresar mientras tú me ames,
mientras lo sigas haciendo exactamente así.




ORACIÓN

A veces, cuando estamos acostados después del amor,
te observo y veo el futuro de tu cuerpo
acostado bajo tierra; pongo el talón
de mi mano contra tu costilla y siento cuán leves
y lejanos son los latidos de tu corazón. Descanso
mi mejilla contra tu pezón izquierdo y escucho
las oleadas de sangre, veo tu vida siendo regada,
un agua delgada que es rociada desde una olla
hacia la hierba seca. Y quiero ser apretada
en lo hondo de la cama y ser cubierta,
de la forma en que una semilla es apretada en un hueco,
y la tierra apisonada después con una pala.
Quiero ser una semilla fallida, del tipo
que no crece, que no sabe que debe hacerlo.
Quiero acostarme aquí y no moverme, tan sin vida
como un animal sacrificado, su sangre
untada sobre una puerta, quiero que la muerte me lleve
si tiene que hacerlo, que te deje a ti, quiero que pase.




DILUVIO

Cómo te penetran las imágenes, la persiana del cuerpo
golpea cuando ni siquiera estás atento: el terso frío de las sábanas
de raso, las teclas del piano, la pasta barnizada de una repostería
que flota de repente, y los vellos de tus brazos
se elevan en esa corriente de memoria, y tu lengua prueba
la dulce sal de un amante mientras él se levanta
contra ti, se lanza hacia el lugar en el que tú no puedes
sumergirte pero que se profundiza con cada momento
que estás viva, la negra pupila se abre,
el hombre baja y entra, la comida
y el champán y la música y la luz, no hay fondo para esto,
cieno y turbiedad de pérdidas que nunca se asentarán,
y el enorme pez que no duerme, voraz por el placer,
y las imperceptibles brazas donde nada
existe ya, este minuto, el siguiente, el último
aliento exhalado que no regresa, oh, aférrate
a mí mientras suben las aguas, no temas,
vamos a juntarnos con los otros, vamos
a recordar y a contarles todo.


Poemas tomados de: KIM ADDONIZIO.Tell Me. BOA editions, Ltd. Rochester, NY. 2000.


martes, 11 de octubre de 2016

Juana Manso: una mujer fuera de lo común. Una pioneRa en materia de Educacion. Defensora de los derecHos de la Mujer, cuando nadie se atrevia a reclamarlos. Fue llamada Juana La loca.

Recordamos a Juana Manso. Enfrentada a los prejuicios y cánones de su época, promovió un modelo educativo integral asociado a la libertad y a la igualdad como motores de desarrollo social.

«Rodéame la indiferencia y persisto; brisas glaciales se ciernen sobre mi cabeza y persisto; acaso la perseverancia de un apostolado que se desecha por inútil será la sola memoria que dejaré a mi patria». (Juana Manso)




Juana se interesó por mejorar la vida de los niños y las niñas de su época, cuando la mayoría de las personas no sabían leer ni escribir y las pocas escuelas que existían eran para los hijos de las familias ricas.

En las provincias del interior las escuelas eran muy pobres y cualquiera que supiera leer y escribir podía ser maestro. La enseñanza religiosa era muy importante y, en cuanto a la disciplina, reinaba el castigo. «La letra con sangre entra» era un dicho común. 

Juana creía que las escuelas debían ser lugares alegres, luminosos y limpios. Que al niño había que despertarle el interés por aprender a través del buen trato, del ejemplo, del juego y del amor… Y que ser maestro era una de las profesiones más bellas e importantes para un país.



Su padre era un ingeniero español que defendía las ideas de la Revolución de Mayo (acontecida nueve años atrás). Como su padre trabajaba para el gobierno haciendo puentes y canales, conocía a hombres de la talla de Rivadavia y por ello desde muy chica Juana escuchó discusiones —muchas veces agitadas— sobre los destinos de la patria.

Aprendió muy pronto a leer y a escribir, y disfrutó mucho con ello. Concurrió a una de las primeras escuelas para niñas de la ciudad de Buenos Aires, pero se aburría, no le gustaba cómo enseñaban y a veces la aplazaban por no saber de memoria el alfabeto (¡aunque ya leía libros!). 

Juana siguió estudiando por su cuenta y a los 14 años tradujo del francés dos libros que su padre hizo imprimir. También estudiaba música y escribía poemas que, a veces, publicaba en los periódicos

 Desde joven supo ser muy independiente y participaba en reuniones con escritores, donde conversaba con ellos de igual a igual. En su tiempo, las mujeres debían ser sumisas: debían obedecer primero a sus padres y luego a sus maridos. Vivían prácticamente encerradas en sus casas, cuidando a sus hijos, y a lo sumo realizaban labores domésticas o tocaban el piano (si eran de familias adineradas).

Juana pensaba que la inteligencia no tenía sexo y que la mujer debía tener las mismas oportunidades de educación y libertad que los hombres. Pero esto era muy mal visto en aquella época. Eran tiempos difíciles: la lucha por la independencia seguía sin tregua, los gobernantes no se ponían de acuerdo sobre cómo organizar el país, y Buenos Aires y las provincias del interior estaban siempre peleando por el poder.

Cuando Juan Manuel de Rosas comenzó a gobernar en Buenos Aires, la familia Manso huyó a Montevideo y todos sus bienes fueron confiscados por el gobierno. A partir de allí comenzó un largo peregrinaje, siempre acompañado por la pobreza. Primero vivieron en Montevideo, luego en Río de Janeiro.  

En Montevideo, y para ayudar a su familia, Juana puso en su propia casa una escuela para niñas. Tenía 22 años y quería implementar nuevos métodos de enseñanza. También solía reunirse con otros escritores exiliados y publicaba poemas en los periódicos. Pero cuando Rosas pactó con el gobierno de Montevideo, ella y su familia se dirigieron a Brasil, donde Juana dio clases particulares de español y francés y se inscribió en el Conservatorio de Arte Dramático.

También conoció a un joven violinista portugués del que se enamoró y con quien se casó a los tres meses de conocerse. Primero viajaron por Brasil y luego partieron a EE. UU., pero no les fue bien (el país les fue hostil y pasaron muchas penurias). Allí nació su primera hija, Eulalia, pero ni siquiera tenían recursos para comer.

Luego se fueron a Cuba, esta vez con mejor suerte. Allí nació su otra hija: Herminia. Juana escribió letras de música para su esposo y redactó su novela Misterios del Plata. Se enamoró de Cuba, de su paisaje y de su gente (quizá haya sido su época más feliz).

Finalmente regresaron a Brasil, donde dictó clases de idiomas a las familias acomodadas. También redactó un periódico de mujeres, donde expuso sus ideas de igualdad de la mujer y de la educación popular, entre otros temas. En esa época se publicó su novela. Al poco tiempo, su esposo huyó a Portugal con otra mujer. También murió su padre —apoyo y sostén durante toda su vida— y, como ya no gobernaba Rosas, decidió retornar a Buenos Aires.

Juana trajo nuevas ideas y experiencias que pensaba que podían servir para sentar las bases de una sociedad más justa. Lamentablemente no fue así, y la recibieron como a una extraña. ¿Quién era esa mujer pobre, proveniente de una familia desconocida, sin marido y con dos hijas? ¿Quién se creía que era para venir a traer ideas de afuera, y además querer enseñarlas? Sí: Juana Manso había madurado y era una mujer fuera de lo común

Publicó un periódico para mujeres: el Álbum de Señoritas, donde expuso sus ideas de educación para todos, igualdad de sexos, libertad religiosa, y de defensa de los pueblos originarios. En su novela La familia del comendador sentó su posición contra la esclavitud. Pero Buenos Aires la ignoró o tomó sus palabras como un escándalo. Como las damas de la Sociedad de Beneficencia tampoco la aceptaron como maestra, decidió regresar a Brasil (aunque debió volver al poco tiempo por motivos económicos). 

Afortunadamente conoció a Sarmiento, que la respaldó nombrándola directora de una escuela para niños y niñas. Se hicieron amigos, compartieron ideas, sueños y un carácter fuerte que no se detenía frente a las adversidades.   

Desde entonces Juana se dedicó totalmente a la educación. Enseñó; dirigió una escuela para ambos sexos; desarrolló nuevos planes de estudio en varias escuelas; supervisó y mejoró la labor de los maestros; promovió la creación de jardines de infantescreó bibliotecas populares; ofreció charlas; tradujo obras de educación, yescribió el primer libro de lectura de historia argentina para escuelas: el Compendio de la historia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. También dirigió los Anales de Educación Común, publicación creada por Sarmiento para el fomento de la educación.


Pocos la comprendían y la valoraban: le ponían obstáculos y, a veces, hasta le impedían con gritos y piedras dar sus conferencias. Le manchaban las ropas y la llamaban «Juana la loca».

Ella proclamó que la desigualdad se remediaba con educación para todos. Criticó a los gobiernos por no invertir en educación —para poder dominar mejor a las masas—, y reclamó derechos para la mujer y los niños. También exigió libertad religiosamatrimonio civil yprotección para los pueblos originarios. Y decir esto, a través del periódico, la tribuna, el libro y la escuela fue demasiado «fuerte» para la época.

Juana Manso estaba segura de su misión: sus ideas tarde o temprano iban a florecer y no importaba si había que sufrir por ellas. Tuvo razón: con el paso del tiempo muchas cosas fueron cambiando y su pensamiento sigue vigente como nunca.

Murió a los 55 años, sin honores y en la pobreza. Aun enferma seguía enseñando a leer y a escribir a los niños que vivían en su humilde barrio. Se había convertido al protestantismo y, antes de morir, le pidieron que renegase de su fe para poder ser enterrada en el cementerio local. Pero no lo hizo. Fue enterrada en el cementerio inglés, con la siguiente leyenda: «Aquí yace una argentina que, en medio de la noche de la indiferencia que envolvía a la patria, prefirió ser enterrada entre extranjeros antes que profanar el santuario de su conciencia». En 1915, sus restos fueron depositados en el Panteón del Magisterio, en el cementerio de la Chacarita.

En la actualidad, muchas escuelas llevan su nombre; su obra es nuevamente editada y su nombre comienza a ser más familiar en Buenos Aires. Lamentablemente, si preguntamos al público en general quién fue Juana Manso pocos podrán responder, pues la seguimos dejando en el olvido.


En 1859, el escritor José Mármol la presentaría a Domingo F. Sarmiento, quien la promovería a directora de la Escuela Normal Mixta Nº1, en el barrio de Monserrat. Al poco tiempo, se hizo cargo de los Anales de la Educación Común, órgano creado por Sarmiento para difundir su política educativa. Manso difundía ideas de avanzada, apelando a la reflexión educativa en contra de la pedagogía del castigo. Mientras tanto, se dedicó a traducir obras que le pedía Sarmiento, a realizar obras de difusión cultural y a seguir escribiendo. Entre otros textos, en 1962 redactó el Compendio de historia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, un manual para difundir en las escuelas.

Con Sarmiento como interventor en San Juan, debió combatir sola, desde los Anales, contra los prejuicios de la época, para sostener la idea de la educación mixta, tarea que se hizo más cuesta arriba cuando se convirtió al anglicanismo. La escuela mixta fracasaba y ella, ya considerada “la loca”, presentaba su renuncia. En conferencia o debate en el que estuviese, era abucheada e insultada, por el pecado de animarse a desarmar la muralla de conservadurismo de la sociedad de época.

Pero tendría revancha. La nueva oportunidad se presentaba con la llegada de Sarmiento a la presidencia, en 1868. Fue la primera mujer vocal del Departamento de Escuelas y luego de la Comisión Nacional de Escuelas, fundó más de 30 escuelas e introdujo el inglés y los concursos de méritos. 

Cansada de tanta batalla, fallecería con apenas 55 años, el 24 de abril de 1875. La recordamos con una frase de su sello: la defensa de la mujer.
Fuente: Felipe Pigna, Mujeres tenían que ser, Buenos Aires, Editorial Planeta, 2011.
"Quiero probar que la inteligencia de la mujer, lejos de ser un absurdo o un defecto, un crimen o un desatino, es su mejor adorno, es la verdadera fuente de su virtud y de la felicidad doméstica. La sociedad es el hombre: él solo ha escrito las leyes de los pueblos,  sus códigos; por consiguiente, ha reservado toda la supremacía para sí; el círculo que traza en derredor de la mujer es estrecho inultrapasable (sic), lo que en ella clasifica de crimen, en él lo atribuye a la debilidad humana; de manera que, aislada la mujer en medio de su propia familia, de aquella de que dios la hizo parte integrante, segregada de todas las cuestiones vitales de la  humanidad por considerarse la fracción más débil, son con todo obligadas a ser ellas las fuertes y ellos en punto a tentaciones, son la fragilidad individualizada en el hombre."
Juana Manso
Fuente: www.elhistoriador.com.ar









miércoles, 5 de octubre de 2016

RusalKa. Cuando se le Pone Poesía a la Música. eL mITO DE LA MUJER QUE nO PUEDE HABLAR fRENTE AL hOMBRE.

Rusalka  ( es una ópera en tres actos con música de Antonín Dvořák y libreto en checo de Jaroslav Kvapil (1868-1950), estrenada en Praga el 31 de marzo de 1901. El nombre de la ópera proviene de El libreto fue escrito por el poeta Jaroslav Kvapil2 (1868–1950) sin que le fuera pedido por ningún compositor. Está basado en los cuentos de hadas de Karel Jaromír Erben y Božena Němcová. Una rusalka es una duendecilla de lamitología eslava, que normalmente habita en un lago o en un río. Rusalka es una antiquísima figura de los cuentos de hadas. Aparece en la literatura europea ya en el año 1387, en los poemas del trovador francés Jean d'Arras, en poemas posteriores la encontramos como sirena, ondina o melusina. Pertenece a un reino intermedio en la existencia de la cual se creía firmemente, como muchos otros, el genial investigador de la naturaleza, médico y artista de la medicina, Teofrastro von Hohenheim, conocido como Paracelso (1493-1541). Rusalka es, como las ninfas y las ondinas, un espíritu elemental, ligado con el cuerpo y la sangres al reino de los hombres, pero también a causa de su falta de alma, al mundo de los espíritus. Su anhelo es convertirse en ser humano y poder amar como una mujer terrenal, hasta el precio del sufrimiento y de la muerte.
La ópera contiene elementos que aparecen también en La Sirenita de Hans Christian Andersen y Undine deFriedrich de la Motte Fouqué.2 El poeta lo terminó en 1899. Kvapil creó un verdadero libro de cuentos, que si bien recibió muchas influencias (especialmente una que no se encuentra en otros textos sobre ondinas: la de Andersen), es homogéneo, bello y lleno de vivacidad. Empezó a buscar un compositor interesado en él. Sus amigos compositores estaban implicados en otros proyectos, pero mencionaron que Dvorák estaba buscando uno. El compositor, que siempre se interesó en las historias de Erben, leyó el libreto. El deseo más grande de Dvořák era lograr un éxito rotundo con una ópera, quizá llegar a escribir auténticas óperas populares, como Verdi. Compuso la música en un tiempo relativamente corto: empezó el 22 de abril de 1900 y la completó para finales de noviembre. Sería su mejor obra dramática y merece un lugar entre las mejores óperas de todos los países. El ambiente mágico del primer y último acto está maravillosamente conseguido, tiene algo de Wagner aquí y allá, pero es antes que nada checa, con la más profunda y fina sensibilidad para un verdadero arte popular. La ópera cuenta con melodías de una belleza pura y conmovedora. Se sabe que, para componer esta ópera, se retiraba todos los días durante diversas horas junto a un lago solitario en el bosque.
Dvorák se valió de todos los recursos estilísticos de moda en aquella época, el desarrollo clásico, la técnica delleitmotiv, las formas del lied y del aria, todos ellos se sintetizan de manera armoniosa para ofrecer una mezcla interesante de los modismos de la música impresionista y tintes del expresionismo. Algunas arias son en efecto similares a las melodías folclóricas, hay algunas armonías típicas de la música checa, el libreto recuerda a las baladas checas de Karel Jaromír Erben, pero sobre todo, la melodía y las palabras en checo corresponden perfectamente.la mitología eslava, donde Rusalka es un espíritu del agua que vive en lagos o ríos.


La ópera se estrenó en el Teatro Nacional de Praga el 31 de marzo de 1901, con Růžena Maturová como la primera Rusalka. La ópera tuvo un éxito enorme en tierras checas, y pronto lo tuvo en el extranjero.3 Representa la piedra angular del repertorio de los teatros de ópera checos.2 Como prueba de la popularidad que tuvo en su país, en 1946 hubo 500 representaciones, cantidad sólo superada por dos óperas de SmetanaLa novia vendida (1866) y El beso (1876).

En España se estrenó en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona el 21 de febrero de 1924.4
El aria más conocida de la ópera es la Canción a la Luna, que canta Rusalka para pedirle que la convierta en un ser humano que pueda ser amado por El Príncipe. La han interpretado en conciertos sopranos como Lucia PoppGabriela BeňačkováAnna NetrebkoKarita MattilaFrederica von Stade y Renée Fleming. Se ha usado en bandas sonoras como "Paseando a Miss Daisy".
La dinámica de la obra es interesante. El Acto I contiene algunos crescendi que reflejan el amor naciente entre Rusalka y el príncipe. Pueden así identificarse 4 acordes claros en el Acto I, que se asocian a las palabras amado, amor y muerte (acordes mayores) y pecado (acorde menor). Por contra, en el Acto II, los acordes mayores son destruidos por un conjunto de acordes menores, signo de las complicaciones trágicas que se aproximan.




Rusalka es la figura de los cuentos de hadas, profundamente arraigada en los mitos europeos, que representa a la ondina, la sirena, una ninfa de las aguas. No puede ser vista por los seres humanos, ni por el príncipe que nada entre las ondas del lago, sus propias ondas donde ella mora, bajo el reinado de su abuelo.
Su infierno comienza cuando se enamora y le cuenta al Rey que quiere “probar los sentimientos humanos”, y salir de las profundidades a la luz del día.
“¿Quieres ser un humano, sujeta a la mortalidad?”, reclama el Rey, destacando que sería un camino sin retorno hacia un mundo más bajo y pleno de sufrimientos.
“Tu a menudo me has contado de las criaturas humanas, de como tienen ánimas, ánimas que a nosotros nos son negadas, y de como estas ánimas vuelan en alto, al paraíso, y sus cuerpos se destruyen en la nada”, cantó la ondina con ilusión.
El abuelo le explica que de las aguas donde ella proviene, éstas son superiores al mundo de los humanos, y que ella no conoce ni se imagina que sus ánimas son pecaminosas. Sin embargo si ella insiste en estar enamorada, no tiene asunto que permanezca. Demostrando dolor la deja partir.
Antes de la transformación Rusalka pide a la Luna preparar el encuentro con el príncipe a quien cree amar.
Pequeña Luna que desde lo alto en el cielo,
Tu luz ilumina todo,
Y vagas por la superficie de la Tierra,
Bañando con tu mirada el hogar de los hombres.
Detente un momento,
Dime, ¿dónde está mi amor?”
Dime, Luna plateada,
Que es mi brazo quien lo abraza,
Para que se acuerde de mi
Al menos un instante.
Y dile que yo espero,
Iluminalo todo, desde lejos,
Y si aparece en un sueño para el alma humana,
¡Oren para que se despierte con este recuerdo!
¡Luna, no te escondas, no te escondas,
Luna, no te escondas más! .
Una hechizera la transforma en una mujer humana, pagando un caro precio, quedando sin voz y con un cuerpo frío como las aguas.
En el mundo de los humanos la ondina encuentra al príncipe y planean su boda. Pero ella es muda; entonces el la engaña y luego rechaza su abrazo acusándola de tener un corazón gélido como la Luna. Las cosas salen mal y Rusalka se desespera. Su abuelo viene a socorrerla y le ofrece refugio en un mundo intermedio. “La tierra no la quiere y las aguas la maldicen”, dice.
Rusalka se arrepiente de haber renegado sus orígenes y de haber querido ser una humana. “No vivo, y ni si quiera puedo morir”, canta.
Finalmente su abuelo hace que la acojan en las profundidades como el espíritu del lago, en algo así como “una tumba en vida por la eternidad”, y al príncipe le augura el abrazo de Rusalka por toda la eternidad.
La que una vez fue ondina, ahora es el espiritu que emerge de la profundidad de los lagos y ríos solo para atraer a los hombres a la muerte.
El príncipe que la hizo descender a los abismos, en un día de caza la escucha y la reconoce. Le pide que la acoja en el lago. Cree que así con su muerte se liberará de sus pecados y del infierno. “Muero en paz, me has liberado de mis pecados. Muero feliz", dice iluso, sin saber que no podrá evitar pagarlos por un buen tiempo.
Mientras Rusalka pide a los dioses por su clemencia, el Rey define a los hombres de la Tierra, como "parásitos" y "débiles", y anuncia a todos un castigo por el mal ocasionado.
"Has decidido vagar en el mundo de abajo", cantan las hermanas de Rusalka despidiéndose desde lo alto.
Růžena Maturová como la primeraRusalka
Stefan Herheim hace una lectura muy personal de Rusalka, huyendo del cuento de la ninfa enamorada de un humano, obra en la que la naturaleza y el aspecto férico son fundamentales. En su lugar nos presenta a Rusalka – la ninfa en checo – como una prostituta de los bajos fondos de una ciudad marítima, que se enamora de su cliente marinero y quiere salir de su mundo abyecto, para terminar volviendo fatalmente a ejercer su oficio.