Alda Merini (Milán, 21 de marzo de 1931 - ibíd. 1 de noviembre de 2009)1 fue una escritora y poeta italiana
Alda Giuseppina Angela Merini nació el 21 de marzo de 1931 en una casa de la vía Papiniano n.º 57 de Milán,2 en el seno de una familia humilde (el padre era dependiente en una compañía de seguros, Assicurazioni Generali Venezia, y la madre era ama de casa). Fue la menor de tres hermanos (una hermana y un hermano que aparecen en los poemas de Merini). Alda estudió en el Instituto Laura Solera Mantegazza y no consiguió matricularse en el Liceo Manzoni al no superar el examen de italiano. Durante este tiempo estudió piano, instrumento que apreciaba especialmente.
Publicó a edad muy temprana, con sólo quince años, gracias a la protección de Giacinto Spagnoletti, que fue quien descubrió su talento artístico. En 1947, Merini encuentra le prime ombre della sua mente («las primeras sombras de su mente»)3 y es internada durante un mes en el Hospital Psiquiátrico de San Raffaele Turro (Villa Turro) de Milán. Cuando sale, Giorgio Manganelli (a quien había conocido en casa de Spagnoletti junto a Luciano Erba y a Davide Turoldo) lleva a Merini a terapia con los psicoanalistas Fornari y Cesare Musatti.
Giacinto Spagnoletti incluyó a Merini entre los poetas de su Antologia della poesia italiana 1909-1949, publicada en 1950.4 En 1951, por la sugerencia de Eugenio Montale y de Maria Luisa Spaziani, el editor Scheiwiller publica dos poemas inéditos de Merini en el libro Poetesse del Novecento.
Entre 1950 y 1953, Merini frecuenta por trabajo y amistad al poeta Salvatore Quasimodo. En 1953 se casa con Ettore Carniti, propietario de algunas panaderías de Milán.
En 1953 aparece su primer volumen propio de poemas, La presenza di Orfeo. En 1955 publica Nozze Romane (Bodas romanas) y Paura di Dio (Miedo de Dios). Este mismo año nace su primera hija, Emanuela. Alda dedicará al médico que cuidó de su niña, Pietro De Paschale, la selección de versos Tu sei Pietro (Tú eres Pedro) que se publicó en 1961.
Tras Tu sei Pietro comienza un periodo de silencio y aislamiento, debido a su internamiento en el Hospital Psiquiátrico Paolo Pini, que dura hasta 1972 (con periodos en los que volvía a la casa familiar, durante los cuales nacieron otros tres hijos, entre otros su predilecta hija Barbara).5
Hasta 1979 se alternaron los periodos de salud y enfermedad. En 1979 Merini vuelve a escribir: nacen en este momento sus textos más intensos, en los que narra sus experiencias en el hospital psiquiátrico. El libro se titulará La Terra Santa y será publicado en 1984 por Vanna Scheiwiller.
En 1981 muere su marido y la poeta se queda sola. En este periodo entabla una relación telefónica con el poeta Michele Pierri que, en aquel momento difícil de su retorno a la literatura, había demostrado apreciar su poesía. Se casa con él en octubre de 1983 y se traslada a Tarento, donde vive durante tres años. En este periodo escribe los veinte poemas-retrato de La gazza ladra (La urraca ladrona, alusión a una famosa ópera homónima de Rossini); también escribió numerosos textos para Perri. También en Tarento terminó L'altra verità. Diario di una diversa (La otra verdad. Diario de una distinta). Siempre frágil, en Tarento también tuvo problemas psiquiátricos.
En julio de 1986 regresó a Milán y recibió la asistencia de la doctora Marcella Rizzo, a la que dedicó más de una poesía. Reinicia antiguas amistades, entre ellas la de Vanni Scheiwiller, que publica L'altra verità. Diario di una diversa, su primer libro en prosa, al que seguirán Fogli bianchi en 1987 y Testamento (1988).
Merini inicia un periodo de gran fecundidad literaria y de estabilidad psicológica. En invierno de 1989 la poeta frecuenta el café-librería Chimera, situado en los Navigli (canales) de Milán, cerca de su casa, y ofrece sus escritos mecanografiados a sus amigos del café. En este periodo nacen libros como Delirio amoroso (1989) e Il tormento delle figure (El tormento de las figuras, 1990).
En los años siguientes, distintas publicaciones consolidan su regreso a la escena literaria. En 1991 se publica Le parole di Alda Merini (Las palabras de Alda Merini) y Vuoto d'amore (Vacío de amor), seguidos en 1992 por Ipotenusa d'amore, en 1993 La palude di Manganelli o il monarca del re (La ciénaga de Manganelli o el monarca del rey) y el librito Aforismi, con fotografías de Giuliano Grittini. Este año gana el Premio Librex-Guggenheim «Eugenio Montale» en la categoría de poesía, premio que la consagra entre los grandes literatos contemporáneos italianos, junto a figuras como Giorgio Caproni, Attilio Bertolucci, Mario Luzi, Andrea Zanzotto o Franco Fortini.
En 1996 gana el Premio Vareggio por La vita facile y en 1997 consigue el Premio Procida-Elsa Morante. Ese mismo año se promovió en Italia su candidatura al Premio Nobel, impulsada especialmente por el dramaturgo Dario Fo, pero no prosperó. Al año siguiente, sería Fo quien ganó el Nobel.
En 1997 se publica su antología poética La volpe e il sipario (La zorra y el telón), con ilustraciones de Gianni Casari, donde hace evidente que su técnica poética nace de lo oral. Sus poemas son muy breves, cercanos al aforismo, género que frecuentará durante estos años y que culminará con la publicación de libros como Il Catalogo Generale delle Edizioni Pulcinoelefante (El catálogo general de las ediciones pulgoelefante, Scheiwiller, 1997), Aforismi e magie (Aforismos y magias, Rizzoli, 1999) o Lettera ai figli (Carta a los hijos, editado por Michelangelo Camilliti con ilustraciones de Alberto Casiraghi).
Murió en Milán el 1 de noviembre de 2009.
"Soy una pequeña abeja furibunda. Me gusta cambiar de color. Me gusta cambiar de medida". La poetisa Alda Merini eligió estas palabras para abrir su página web.Nacida en Milán, en 1931, de familia modesta, la poetisa murió en esa misma ciudad el pasado domingo, 1 de noviembre, a causa de un tumor óseo. Fumaba 70 u 80 cigarrillos al día, pero a sus 78 años sostenía que el tabaco le había alargado la vida. Siempre llevaba un collar de perlas, pero vivía y murió en la indigencia por elección personal.
Se la considera una de las voces más claras y profundas de la poesía italiana del siglo XX. Quienes la conocieron han escrito estos días que era simpática y nostálgica, y que su personaje vital recordaba al eco de sus versos, de apariencia simple y burguesa, pero a la vez transgresores, intensos y dolorosos.
Con lucidez extrema, Merini narró en sus poemas la experiencia de la locura (vivió casi 20 años en manicomios, de 1961 a 1978) y de la estrechez física y económica. "Me inquieto mucho cuando me atan al espacio", escribió.
Loca de dolor
En una entrevista reciente, contaba que se volvió loca de dolor: "Murieron mis padres a la vez, cuando yo era muy joven. Y luego me separaron de mis hijas, no me dejaron estar con ellas. Fueron criadas por tres familias. No sé cómo encontré el tiempo para tenerlas. Se llaman Emanuela, Barbara, Flavia y Simonetta. Siempre les digo que no digan que son hijas de la poetisa Alda Merini. Esa loca. Ellas responden que soy su madre y basta, que no se avergüenzan de mí. Me conmueven".
Se casó con Ettore Carniti, un hombre celoso y muy infiel. Una noche que volvió a casa oliendo a perfume de otra mujer, ella cogió una silla y se la rompió en la cabeza. Él sobrevivió al golpe y llamó a la ambulancia. A ella la llevaron al Paolo Pini, el viejo manicomio de Milán.
El lugar era "terror, odio, sombra y muerte, el infierno de Dante, pero hice amigos allí", contaba. "Ése fue mi Premio Nobel". Le dieron 37 electrochoques. "Salir viva fue un milagro, allí se entraba para morir".
En 1953 publicó su primer libro, Presencia de Orfeo. Empezó a escribir siendo una niña, y uno de sus primeros poemas se lo dedicó al legendario banquero Enrico Cuccia. "Una vez me lo crucé por la calle y le dije: 'Yo tengo hambre'. Él contestó: 'Buena señal'. Y tiró derecho".
"La poesía nace de un terreno de dulzura, de amor. Las verdades me vienen de los sueños, los muertos me visitan", contaba.
Escribió también prosa y aforismos, y en 1996 fue propuesta para el Premio Nobel de Literatura por la Academia francesa. Su gran obra, La Terra Santa, le valió en 1993 el Premio Eugenio Montale. Se declaraba loca de amor por Rilke, y le gustaban Hölderlin, Valéry, Melville, Gide, Pirandello, Dante, Manzoni. Y en la vida: "Quasimodo, Manganelli, Montale, Raboni, la Spaziani. A algunos los amé y los tuve".
Otros de sus libros son Testamento, Vuoto d'amore, Ballate non pagate, Superba è la notte, L'anima innamorata, Corpo d'amore, La carne degli Angeli, Più bella della poesia è stata la mia vita o Clinica dell'abbandono.
Era una persona religiosa y muy pagana. "Me he portado siempre como una gran pecadora y no me he arrepentido de nada", dijo al diario La Repubblica en 2006. "No voy a la Iglesia a murmurar, pero Dios está aquí conmigo. Olfateo su olor. Dos cosas me convencen de la existencia de Dios: que no soy dueña de mi voluntad y que el océano Pacífico no pueden haberlo creado los científicos".
En sus últimos años, puso letra a canciones de artistas como Milva, Lucio Dalla, Roberto Vecchioni o Giovanni Nuti. Y dejó estos versos: "Navego como una sombra / en el sueño del día / y sin saber / me reconozco como tantos / inclinada sobre un altar / para ser comida quién sabe por quién".
fUENTE : WILKIPEDIA, Diario El Pais , Miguel Mora
poema
Canto de respuesta
Haber estado en ciertos lugares tristes,
cultivar fantasmas,
como dices tú, atento amigo mío,
no da derecho a creer que dentro
dentro de mí continúe la locura.
He seguido siendo poeta hasta en el infierno
sólo que yo buscaba de Eurídice
la casta sombra y no tengo más palabras...
Ésta, Franco, la tierna respuesta
a tu dilema: yo soy poeta
y poeta seguí siendo tras los barrotes;
sólo que afuera, sin casa y perdida
he continuado a mi pesar el canto
de la tristeza, y dentro de cada flor
de mi voz existe aún la esperanza
de que nada haya sucedido que devaste
mi surco de luz y haya perdido
la verdadera llave que me cierra a la verdad.
LA MIRADA DEL POETA
Si alguien tratara de entender tu mirada defiéndete Poeta con ferocidad tu mirada son cientos de miradas que ay te han visto temblandoDel libro Vuoto d’amore (Vacío de amor)
LA OTRA VERDAD
a Simona y Giulia
En tiempos de la prisión inútil yo amé a un compañero, un desgraciado sin santidad. Y así de este amor infeliz has nacido tú, flor de mi pensamiento. Nadie en el manicomio ha dado nunca un beso sino al muro que lo oprimía y esto significa que la santidad es de todos, como de todos es el amor.
Del libro Clinica dell’abbandono (Clínica del abandono)
Traducción: de Daniela Camacho Gimenez
Te espero y cada día
me apago un poco a la vez
y he olvidado tu rostro.
Me pregunto si mi desesperación
es igual a tu ausencia
no, es algo más:
es un gesto de muerte fija
que no sé regalarte.
HUIDA DE LOBA
A quien me pregunta
cuántos amores he tenido
le respondo que mire
en los bosques para ver
en cuántas trampas ha quedado
mi pelo.
A quien me pregunta
cuántos amores he tenido
le respondo que mire
en los bosques para ver
en cuántas trampas ha quedado
mi pelo.
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