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martes, 1 de diciembre de 2015

LibROS, tALENTOS lIVIANOS. sOSTIENE pEREIRA

Antonio Tabucchi: Sostiene Pereira

Idioma original: Italiano
Título original: Sostiene Pereira
Año de publicación: 1994
Valoración: Muy recomendable

Sostiene Pereira ocupa, desde que lo leí por primera vez, un lugar de honor entre mis "libros regalables": pequeñas joyas literarias de las que uno se enamora prácticamente a primera vista y que es casi imposible que a alguien no le gusten. Resulta complicado dar a estos libros un valor estético absoluto: ¿son Sostiene Pereira, o Seda, oEl coronel no tiene quien le escriba, obras de arte que resistirán el paso de los siglos? No lo sé; pero sí se que son lecturas que pueden "crear afición", y eso sí que es algo magnífico, y algo que obras como El Quijote, Fausto o La Odisea no pueden hacer, porque son, por decirlo de alguna manera, "libros para conversos", hace falta tener ya una costumbre lectora para poder disfrutarlos.

Lo mejor de Sostiene Pereira es, precisamente, que está escrito con una ligereza admirable, con una ironía simpática (cervantina, podríamos decir) hacia sus propios personajes: Pereira, un hombre viudo, obeso, católico y obsesionado con la muerte y la resurrección de la carne (y aficionado a la "tortilla a las finas hierbas" y a la limonada), y Monteiro Rossi, un joven idealista y de izquierdas, ingenuo, desaliñado y romántico. El primero, encargado de una sección cultural en un periodicucho lisboeta, contrata al segundo para hacer reseñas necrológicas de escritores (a ser posible, católicos y franceses), y sus vidas se entrelazan en una relación de simpatía, incomprensión y malentendidos conmovedora.

Aunque quizás lo que hace que esta novela sea aún más grande no es la ligereza en sí misma, sino el contraste entre esa ligereza y el oscuro telón de fondo sobre el que se sitúa: estamos en 1938, en el Portugal salazarista, con la Guerra Civil española en desarrollo y los fascismos europeos en su momento de mayor gloria, en una Europa en la que los judíos son acosados impunemente. En este contexto, vendría a plantear la novela, ¿es moral, o incluso posible, mantenerse neutral, vivir al margen, aislarse en las desgracias personales o en la mera contemplación estética y artística? Pereira, mientras engulle una tortilla a las finas hierbas, sostiene que no...

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