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domingo, 7 de febrero de 2016

COCINA yLITERATURA

COCINA LITERARIA

El arte culinario hace su aparición más de una vez en las obras de ficción. Puede tratarse un una simple evocación. como la de la madalena de Proust, de un símbolo de un tipo de vida, como el delicioso bizcocho, todavía caliente y fragante a mantequilla, que come por las mañanas la joven burguesa Cécile Grégoire enGerminal o -versión más elaborada y declaradamente gastronómica- de los platos que cocina Pepe Carvalho en las novelas de Vázquez Montalbán. En todos estos casos, la gastronomía actúa como complemento de la trama, ayuda a definir a un personaje o a redondear la historia. Pero también ocurre que un autor literario o su obra sirven de inspiración para la literatura gastronómica. Es lo que ha hecho, por ejemplo, Mark Crick- fotógrafo y dibujante británico- en Sopa de Kafka, una obra que lleva como subtítulo Un recorrido por la literatura universal en 14 recetas. Este pequeño volumen reúne 14 pastiches literarios que adoptan la forma de receta culinaria. Así, los "Huevos al estragón comentados a la manera de Jane Austen" comienzan así: "Es una verdad por todo el mundo admitida que los huevos que tardan mucho tiempo en consumirse acaban por echarse a perder"; John Steinbeck nos cocina un Risotto de setas ("Allí estaban los boletus, secos, engurruñados, unas láminas retorcidas por la falta de agua, del color de la tierra reseca.", hay que reconocer que parece estar hablando de la tierra agostada del Medio Oeste americano),  y los "Filetes de lenguado al estilo de Dieppe" que nos presenta Borges son, más que una receta, un intrincado laberinto de acontecimientos que acaban con alguna que otra muerte. Kafka, por su parte, más que cocinar, intenta hacer frente a unos invitados imprevistos con lo poco que tiene en su frigorífico; unos comensales que no recuerda haber invitado y que  -cómo no- resultan de lo más inquietante. Un divertimento literio que, gracias a las múltiples habilidades de su autor, incluye ilustraciones  "a la manera de" Andy Warhol, Picasso o Matisse, naturalmente dibujadas por él mismo.

Algo similar se le ha ocurrido a la escritora culinaria Esterelle Payany, en su Les criminels passent à table: 30 recettes vraiment mortelles des méchants de la littérature. Se trata aquí de recetas inspiradas por algunos de los "malos" más fascinantes de la literatura, tanto de los cuentos populares como de las obras clásicas o de autores modernos. Cada capítulo se abre con un fragmento de la obra en que está inspirada e incluye unas bonitas ilustraciones de Jean-François Martin. 
La madrastra de Blancanieves cocina unas tentadoras manzanas al caramelo y Long John Silver aprovisiona su barco con galletas de marinero, mientras que el  estofado con paprika de Drácula debe cocer durante toda la noche para alcanzar su punto óptimo. ¿Y quién podría resistirse al pollo con limón a la veneciana de Tom Ripley?
Claro que, hablando de Venecia, corro a la librería a hacerme con otro libro de recetas de procedencia literaria, A la mesa con Brunetti: por fin sabré cuál es el secreto de esos prodigiosos guisos con los que Paola Brunetti regala a diario a su familia y de paso nos hace salivar de envidia a sus lectores.

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