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sábado, 20 de febrero de 2016

Vivian Maier, el eslabón perdido de la fotografía callejera

Vivian Maier, el eslabón perdido de la fotografía callejera

 La niñera que registró algunas de las mejores imágenes cotidianas del siglo XX y que recién hoy se instala como cultora clave del género, al nivel de Diane Arbus y Robert Frank.

Vivian Maier (Nueva York1 de febrero de 1926 - Chicago21 de abril de 2009)1 fue una fotógrafa estadounidense aficionada que trabajó como niñera en Chicago durante cuatro décadas.

Sus padres, refugiados judíos, fueron la francesa Maria Jaussaud y el austríaco Charles Maier.
Pasó su infancia entre Francia y Estados Unidos. Hacia 1930, fue abandonada por su padre. Junto a su madre convivieron una temporada con una pionera de la fotografía, la surrealista Jeanne J. Bertrand; es posible que ahí naciera su interés y su vocación.2
En 1951, con 25 años, se mudó a Nueva York y en 1956 a Chicago, donde pasó la mayor parte de su vida.
Maier no revelaba muchos de sus carretes porque no se lo podía permitir. Solo tomaba fotos sin descanso y sin que pareciera importar el resultado final.
También coleccionaba libros de arte y las esquelas de los periódicos. De una de ellas sacó el relato de una de sus películas en Super 8: la historia de una madre y un hijo asesinados. Maier fue con su cámara y rodó primero el supermercado donde la madre trabajaba; luego, la casa donde vivía con el hijo, y así, uno a uno, todos los lugares en los que ellos habían estado. En una de las cintas que el coleccionista John Maloof encontró, Maier había filmado su idea del paso de la vida:
Tenemos que dejar sitio a los demás. Esto es una rueda, te subes y llegas al final, alguien más tiene tu misma oportunidad y ocupa tu lugar, hasta el final, una vez más, siempre igual. Nada nuevo bajo el sol. 2 3
En 1959 viajó sola a EgiptoBangkokTailandiaTaiwánVietnamFranciaItalia e Indonesia.3
Vivió en Rogers Park y fue niñera de una familia de North Side en Chicago.3
John Maloof resume la descripción que hacían de ella algunas personas a las que cuidó cuando eran pequeñas:
Era socialista, feminista, crítica de cine y campechana. Aprendió inglés yendo al teatro porque le encantaba. Solía llevar chaqueta de hombre, zapatos de hombre y un sombrero grande. Estaba tomando fotografías todo el tiempo y luego no se las enseñaba a nadie.4
Hacia el final de su vida, quedó sin vivienda pero los tres hijos Ginsberg a los que había cuidado de niños le pagaron el alquiler de un apartamento y cuidaron de ella hasta su fallecimiento en 2009.5
En diciembre de 2008, cuando caminaba sobre hielo, se cayó y golpeó en la cabeza. Fue llevada a una residencia de ancianos en Oak Park donde falleció cuatro meses después, a los 83 años.6

Vivian Maier era una solitaria misteriosa, que según la investigación de Maloof no tenía amigos reales y  ocultaba constantemente su identidad, usando diferentes nombres cuando, por ejemplo, enviaba a revelar sus negativos a los laboratorios. Aún así, la fotógrafa tenía una obsesión por los autorretratos, los que de alguna forma se transformaron en su firma. Alta y tosca para vestir, de mirada penetrante y nunca sonriente, Maier dejaba caer su sombra en lugares desolados o jugaba con su reflejo en cualquier superficie reflectante. Para la fotógrafa local Leonora Vicuña, otra seguidora de su obra, el autorretrato aparece como método de sobrevivencia. “Hay una soledad tremenda en esas fotos, pero también un deseo de dejar huellas. No hay pose, su expresión es seca, es como un registro de existencia. El decir ‘yo estoy aquí, ahora’”.

Maier también fue una aventurera. En 1957 hizo un alto de ocho meses en su trabajo de niñera para hacer un viaje por distintos países, incluidos algunos de Sudamérica: México, Brasil, Colombia y Chile. Según su bitácora, la fotógrafa estuvo en Santiago entre el 30 de marzo y el 4 de abril de 1958. Las fotos que tomó aquí aún son un misterio para el mundo. “Sabemos poco  de este viaje, digamos, solo quizás por los registros de hoteles, barcos. Existen muy pocas fotografías de su estancia en Santiago que podamos afirmar que fueron tomadas allí, y todas estas lagunas participan del misterio de Vivian Maier”, resume la curadora.

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