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lunes, 18 de abril de 2016

dOS ENTREVISTAS A LA POETA aLEJANDRA pIZARNIK.


Entrevista de Martha Isabel Moia, publicada en El deseo de la palabra, Ocnos, Barcelona, 1972.
* Todos los asteriscos que aparecen hasta el final del texto hacen referencia a poemas de Alejandra Pizarnik.
M.I.M. – Hay, en tus poemas, términos que considero emblemáticos y que contribuyen a conformar tus poemas como dominios solitarios e ilícitos como las pasiones de la infancia, como el poema, como el amor, como la muerte. ¿Coincidís conmigo en que términos como jardín, bosque, palabra, silencio, errancia, viento, desgarradura y noche, son, a la vez, signos y emblemas?
A.P. – Creo que en mis poemas hay palabras que reitero sin cesar, sin tregua, sin piedad: las de la infancia, las de los miedos, las de la muerte, las de la noche de los cuerpos. 0, más exactamente, los términos que designas en tu pregunta serían signos y emblemas.
M.I.M. – Empecemos por entrar, pues, en los espacios más gratos: el jardín y el bosque.
A.P. – Una de las frases que más me obsesiona la dice la pequeña Alice en el país de las maravillas: – «Sólo vine a ver el jardín». Para Alice y para mí, el jardín sería el lugar de la cita o, dicho con las palabras de Mircea Eliade, el centro del mundo. Lo cual me sugiere esta frase: El jardín es verde en el cerebro. Frase mía que me conduce a otra siguiente de Georges Bachelard, que espero recordar fielmente: El jardín del recuerdo- sueño, perdido en un más allá del pasado verdadero.
M.I.M. – En cuanto a tu bosque, se aparece como sinónimo de silencio. Mas yo siento otros significados. Por ejemplo, tu bosque podría ser una alusión a lo prohibido, a lo oculto.
A.P. – ¿Por qué no? Pero también sugeriría la infancia, el cuerpo, la noche.
M.I.M. – ¿Entraste alguna vez en el jardín?
A.P. – Proust, al analizar los deseos, dice que los deseos no quieren analizarse sino satisfacerse, esto es: no quiero hablar del jardín, quiero verlo. Claro es que lo que digo no deja de ser pueril, pues en esta vida nunca hacemos lo que queremos. Lo cual es un motivo más para querer ver el jardín, aun si es imposible, sobre todo si es imposible. [Continuar leyendo]
Fuente: El Ortiba


sEGUNDA ENTREVISTA





    DOS PALABRAS PARA UN REPORTAJE
    Alberto Lagunas



    EL REPORTAJE
        A.L: ¿Sabe realmente cuándo comienza a escribir un poema, en
    otras palabras, cree en la inspiración?
        A.P.: No puedo creer en la "inspiración". Pero no se trata de una
    creencia sino de asistir a una evidencia.
        A.L.: ¿Cómo "trabaja’ o "siente" la poesía que hace?
       A.P..: Casi siempre trabajo mis poemas a larga distancia. Me importa mucho el rol de la noción de distancia en la compleja relación
    autor-poema. Pero distancia, en lengua argentina, suele equivaler a
    frialdad. Ignoro el sentido de este término y agrego que necesito más inspiración (o como quiera llamarse) para trabajar un poema que para alumbrarlo (verbo más adecuado a la segunda etapa, la del trabajo, que
    no conviene llamar trabajo por su connotación utilitaria). No sé qué otro término podría emplearse pero yo hablaría de intento de curación o de reparación del poema, lo cual no tiene relación alguna con el acto aplicado
    y escolar de corregir cuartillas con fines de perfección externa de eso que llaman forma.
        A.L.: ¿Qué significan para Usted los premios?
        A.P..: Una cierta suma de dinero. En cuanto a los premios honoríficos,
    o sea sin billetes, les quito todo derecho de autodenominarse premios.
        A.L.: ¿Cómo ve el panorama literario argentino?
        A.P..: No logro verlo. En cambio, vislumbro el panorama literario latinoamericano: Vale la pena frecuentarlo.
        A.L.: ¿Qué nombres marcarían el siglo XX literario?
        A.P..: Kafka, Breton, JoyceSigma
        A.L: ¿Se atrevería a definir la poesía?
        A.P..: No. No me atrevería.
        A.L.: ¿Habría diferencia entre "lo poético’ y "lo literario’?
        A.P..: Hay inmensas diferencias. El sol es poético y no es literario. Cualquier objeto y cualquier sujeto puede ser poético sin ser literario.
    Por otra parte, hay que distinguir entre lo poético y el poema, como así también entre lo literario y la literatura. O sea, lo poético y lo literario son atributos inmanentes de sujetos y objetos variados. La alquimia poética o
    la alquimia literaria puede hacerlos "visibles’ como diría Paul Klee, y es
    esta una de las razones por las que la poesía y la literatura son apasionantes.
        A.L.: ¿Qué le preocupa más cuando da a conocer un libro de poesías?
        A.P..: Cuando doy a conocer un libro de poesías nada me preocupa
    porque me alegra demasiado la perspectiva de quitarme de encima el peso
    de mis poemas, tan livianos cuando dejan de ser míos o inéditos y cuando algún lector privilegiado los asume y, así, me ayuda a compartir el terrible peso de la palabra solitaria, que deja de serlo gracias a esta operación maravillosa como es el encuentro entre un lector y un poema.
        A.L.: ¿En qué está trabajando actualmente?
        A.P..: Estoy esperando que sea octubre para ver publicado por Sudamericana mi sexto libro de poemas: “Fragmentos para dominar el silencio” (1). Entretanto, trabajo en poemas nuevos (creo que nuevos en todos los sentidos de esta palabra ambigua) que constituirán un séptimo
    libro de poemas. Aún no tiene título pero yo lo llamo “J.B.” por Jerónimo Bosch (algunos poemas se relacionan con dos cuadros de él). En fin,
    ignoro si se trata de un libro o de una prueba en el sentido trágico y
    antiguo, cuando el destino probaba a una criatura humana infligiéndole alegrías y desdichas peculiares. Pero prefiero no seguir hablando de lo
    que aún no es.

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