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lunes, 21 de marzo de 2016

Solaris, la novelafILOSOfICA.

Solaris es el nombre de una novela de ciencia ficción de Stanisław Lem cuyo argumento transcurre en un planeta de nombre homónimo, publicada en Varsovia (Polonia) en 1961. Se trata, sin duda, de la obra más conocida del autor, y ha sido adaptada al cine por el director soviético Nikolái Nirenburg ("Solaris") en 1968, por el también soviético Andrei Tarkovsky ("Solaris") en 1972 y por el estadnidense Steven Soderbergh ("Solaris") en el 2001

El tercer film de Andrei Tarkovski supone la primera de sus dos incursiones en el género de ciencia-ficción. Al igual que en Stalker(1979), el objetivo del realizador ruso no es adentrarse en los campos de las especulaciones científicas o la maquinaria espacial, sino algo mucho más filosófico narrado mediante un discurso marcadamente lento (1). De no ser de esta forma, no observaríamos en el celuloide la impronta de un realizador fiel a sus principios, que por tanto -tal y como veremos- aboga por un discurso nada convencional dentro del género.
Podríamos decir que Solaris -Premio Especial del Jurado en Cannes- (2) es el primer film que aborda la temática del espacio en el periodo de escalada espacial soviética, lo cual nos hace pensar en dos curiosidades. Por un lado, resulta extraño que un país que domina considerablemente su filmografía en pos de su doctrina, no haya promovido proyectos de una índole similar. Por otro, que apoye el proyecto de Tarkovski a sabiendas de su modo de enfoque, cuestionador del progreso científico de la humanidad, y que, en ningún caso hace alarde del avance logístico de la Unión Soviética. Y más aún resulta contradictorio que durante la larga censura de cinco años que sufrió su anterior película -Andrei Rublev- el Goskino le diera rienda suelta para iniciar este nuevo proyecto en 1968 -el cual se empezaría tres años más tarde-. No obstante, para su distribución en Francia, la Gaumont/Columbia utilizó el slogan publicitario de “Solaris, la respuesta soviética a 2001. Odisea en el espacio, de S. Kubrick”, empleando así términos totalmente falsos aunque con gran proyección comercial. Pues el film de Tarkovski nada tiene que ver con el de Kubrick, -único también dentro del género y una obra maestra- y mucho menos pretende postularse como contraofensiva política en plena Guerra Fría.

En la década de los 60 el género de la ciencia-ficción -y nos referimos básicamente a Hollywood- se caracterizó por “intelectualizarse”, alejándose así de las nimias producciones de serie B que habían tutelado la producción en la década anterior. Se realizaron proyectos más ambiciosos, como Alphaville (1965) y Farenheit 451 (1966) (3), dirigidos por los talentos de la Nouevelle Vague, o superproducciones como El planeta de los simios (1967) y 2001: Odisea en el espacio (1968). Como nexo común aparecía el planteamiento de cuestiones de corte existencialista, de la índole de ¿quién somos? o ¿de dónde venimos? Mucha relación encontramos por dicha preocupación existencial con respecto a Solaris. No obstante, el film de Tarkovski se aleja de la espectacularidad de -por ejemplo- El planeta de los simios, e introduce la novedad de narrar una historia coetánea a la filmación, pues no nos habla de un futuro lejano como es costumbre. Por otro lado, también se aleja -y más aún-, del puro entretenimiento que exponen los filmes de la primera mitad de los 70. (4) “Una película artística despierta en su público emociones y pensamientos, mientras que en el cine de masas -con ese efecto especialmente adormecedor e irresistible- apaga todas las demás reflexiones y sentimientos para siempre”. (5)
Si en La infancia de Iván se haya el sello de un cineasta que aún busca perfilarse como singular, en Andrei Rublev es donde comienza a tomar una forma más clara. Sello que queda asentado en Solaris, aún siendo considerada por el mismo Tarkovski como su creación menos conseguida. No obstante, es evidente y ha quedado ratificado por los diversos estudiosos de sus obras, que es la película que asienta totalmente sus bases estéticas, dado que las reúne. En ella se expresan los valores que regirán sus cuatro siguientes películas. Por lo tanto, es éste el hecho que vamos a tomar como referencia en el análisis del film, revisando sus componentes principales.

Del mismo modo que en Stalker, Tarkovski adapta para Solaris, una novela de ciencia ficción. En este caso, la escrita bajo mismo título por Stanislaw Lem (6) en 1961, aunque la adaptación cinematográfica admite diversas y muy importantes variaciones. Y es que para Tarkovski el eje del discurso narrativo debía ser otro, justamente para reforzar el sentido filosófico respecto al espectacular y científico. De este modo, junto con su guionista F. Gorenstein, decidió introducir dos grandes variaciones.

En cuanto a la temática, el eje central se convierte en la historia de amor entre Kris Kelvin y su esposa Hary, a quien reencuentra en la estación espacial Solaris después de diez años, momento en que se había suicidado. Pero además, también se introduce como desmarque de la novela, la primera -y muy larga- secuencia del film, la cual transcurre en la Tierra, antes de que Kelvin parta en misión al espacio. Su cometido es reforzar el sentimiento trágico de alejarse del entorno querido. Kelvin va a partir al espacio para dar parte, como psicólogo de la estación Solaris, de los extraños acontecimientos que al parecer acaecen en ella, y cuya explicación científica se desconoce. En tanto que al final del film vemos que es un viaje sin retorno, esta primera secuencia enfatiza la tragedia de tomar la decisión de partir de la Tierra.


.V
 un rompecabezas psicobiológico, una parábola acerca de la relaciones y emociones humanas, y una demostración de que los criterios antropocéntricos son inaplicables en el mundo moderno… Las estrellas son para Lem de algún modo lo que Utopía fue para Moro o Brobdingng para Swift; un espejo parabólico de nosotros mismos

2 comentarios:

Marybel Gaalaz dijo...

Un clásico. Las exploraciones humanas son siempre las exploraciones de nuestros propios límites, no? Como dices, para Lem la concepción de nuestra existencia quedá supeditada a nuestra propia consciencia, y que existimos en el universo.
Comparto.
Un saludo

Unknown dijo...

Asi es !! gracias por tu comentario.