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lunes, 30 de mayo de 2016

LiBros que AlumBraran Nuestros Dias.Poetas y Escritores.

 Que levante la mano quien crea en la telequinesis, de Kurt Vonnegut (Malpaso)

Todo el mundo quiere a Kurt. Y todo el mundo va a sentir que quiere aún más a este escritor elegido democráticamente como genio cuando leamos su libro Que levante mi mano quien crea en la telequinesis (Ed. Malpaso), una colección de charlas que el autor dio en universidades, dirigidas principalmente a los jóvenes, y en cuyo interior descubrimos delirio y brillantez a partes iguales.






The Sick Rose, de Richard Barnett (Thames & Hudson)


La rosa enferma" recopila lo mejor de los macabros y fascinantes dibujos y litografías utilizados antes de la invención de la fotografía como guías patológicas. Las ilustraciones, realizadas entre los siglos XVIII y XX, reproducen con exquisito detalle las consecuencias extremas de enfermedades y raras deformaciones. El recopilador, el historiador de la medicina Richard Barnett, lo presenta como un "recordatorio profundamente humano" de la lucha contra la enfermedad.


El libro, que acaba de publicar Thames & Hudson [256 páginas, 19,95 libras esterlinas], propone, como dicen (y advierten) los editores, un recorrido "hermosamente horrible" y "extrañamente fascinante" a través de la enfermedad antes de la invención de la fotografía en color, cuando eran los ilustradores los encargados de documentar con todo detalla las secuelas y los casos más llamativos.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2157047/0/ilustracion/medica/libro/#xtor=AD-15&xts=467263



. Planeta tierra, de Aisha Franz (La Cúpula)



La cultura pop está llena de bichos del espacio. Tantos. que cuando al fin los extraterrestres invadan nuestro planeta, nosotros seguramente no nos escandalizaremos, sino que gritaremos ¡ya era hora, llevamos siglos esperándoos! De la literatura fantástica a las películas más modernas de ciencia ficción, los seres verdosos o arrugados de enormes cabezas han protagonizado buena parte de nuestra producción y han marcado nuestra manera de mirar al cielo.Arriba, en el infinito, ya no hay solo puntos brillantes y románticos a los que pedir deseos, sino posibles planetas que imaginamos, y a los que unas veces deseamos huir, y de los que otras, simplemente, queremos traer vida.

Huir es algo que no les vendría mal a ninguna de las protagonistas de Planeta Tierra (La Cúpula), la primera novela gráfica de la joven artista alemana Aisha Franz. Narrada en pequeñas viñetas en blanco y negro y sin apenas diálogos, en su historia tres generaciones distintas de mujeres se enfrentan a una vida que no comprenden. Una madre divorciada y frustrada que pasa el día realizando labores domésticas, una hija adolescente obsesionada con rebelarse y con el sexo, y también su hermana pequeña, una niña de unos diez años que sólo busca responder preguntas sobre la difícil vida que le ha tocado vivir, sobre cuestiones de amor que no entiende y sobre lo odiosa que en realidad es la palabra “crecer”.

Dibujos, de Sylvia Plath (Nórdica)


A la fascinación mitómana que rodea a la figura de la poeta suicida Sylvia Plathy su cruel reflejo en el marido infiel y poeta laureado Ted Hughes se suma ahora una faceta poco conocida de la autora de Ariel: el dibujo. Los inéditos, conservados hasta su muerte en 1998 por Hughes, fueron sacados a la luz por sus herederos en 2011 y reunidos después en el libro Dibujos, que publica en España Nórdica. Apuntes en tinta o carboncillo que demuestran cómo la mano de Plath no se limitaba a la escritura sino que era también una delicada y talentosa artista.



11. Kaddish, de Allen Ginsberg (Anagrama)




El poema es una larga elegía de seis partes por la muerte de la madre del poeta, Naomi Ginsberg, quien murió a los 62 años en un neuropsiquiátrico, después de duros años de demencia y sucesivas internaciones.

Este poema participa del estilo poético de los mejores poemas del autor, tales como “Aullido”, “Sutra del Girasol”, “Paterson” y “Transcripción de música de órgano” (la mayoría de ellos, también traducidos por nosotros y colgados acá —ver etiqueta de Allen Ginsberg a la derecha). Podríamos caracterizar este estilo como una poética del horror, en la que Ginsberg apela a un montaje de descripciones crudas, escribiendo todo lo que pasa por su mente con el menor grado de inhibición y estetización posible, y teniendo por objeto capturar el tema de su poema en su concreción máxima, para luego pasar, en un segundo momento, a un montaje catártico de exclamaciones celebratorias y sentencias filosóficas —sus himnos blakeanos, en los que proclama la santidad de todo lo existente desesperadamente ).

La poética del horror tiene por objeto meternos de lleno en lo abyecto y desesperante, desintegrar la realidad mediante un naturalismo crudo, en una visión pura y saturante. Ginsberg escribió este poema cegado en lágrimas, según cuenta él mismo. También es sabido que lloró desconsoladamente cuando leyó “Aullido” por primera vez en público. La poética de Ginsberg apuesta a la redención mediante el dolor, hasta llegar a la desintegración, hasta llegar a la igualación de todo en la santidad divina de lo existente.

Si “Aullido”, según el decir de William Carlos Williams, era una travesía por el infierno, lo era de un infierno generacional. Este poema, “Kaddish”, es en cambio una travesía por el infierno personal de una mujer enloquecida, Naomi Gisnberg, y por el de su familia, al mismo tiempo que su redención y su entrada en la gloria llevada a cabo por la birome cósmica de su hijo Allen.    











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